Mi opinión:
El proceso psicoterapéutico del puertorriqueño se deja llevar por el proceso de
colonización, dejando así la sociología puertorriqueña a un lado y teniendo
como centro la psicología, sus normas y
preparaciones, de una sociedad anglosajona de los Estados Unidos. El método estadounidense es un poco rudo e
impersonal para el puertorriqueño. Un simple apretón de manos y un
agradecimiento es parte de nuestra cultura, por el contrario para los
psicólogos, según su aprendizaje traducido de Estados Unidos, es erróneo llevar
este tipo de conducta. “El paciente puertorriqueño espera que el psicólogo se
tome un interés personal en él y en su conducta”, según Albizu & Matlin
(1967).
Albizu
y Matlin plantaban que la psicología que se estaba desarrollando en Puerto Rico
era insuficiente para nuestra sociedad. Es decir, esta se deja influir por el
modernismo de otra sociedad, dejando a un lado y/o asimilando la realidad del
puertorriqueño. Llevando una metodología poco fiable e inservible en la
sociedad puertorriqueña
Estos tienen dos planteamientos principales sobre la
psicología puertorriqueña, el primer planteamiento dice que Psicología de
América es un reflejo de la Psicología Norteamericana. La segunda indica que la
psicología responde a la realidad de la cultura de la clase media anglosajona,
y en respuesta a esta se concluye que dicho marco de referencia no es cónsone
con el contexto social puertorriqueño.
Por tal razón, los
programas le enseñan a los futuros psicólogos a enfocarse sus disciplinas y
procedimientos en la realidad social, política, religiosa y personal que sufre
el puertorriqueño en esta época, dejan así el desarrollo de crear un sistema
que adopte esta realidad de pueblo. Logrando en un futuro crear nuestros mismos
materiales y textos que vayan con ese propósito de separarnos de una psicología
mecánica de otra cultura y volverla una psicología puertorriqueña.
Estos lineamientos críticos conduzcan al
desarrollo de un selecto grupo de profesionales capaces de comprender y auxiliar a los suyos
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